Los secretos que guardamos

Los secretos que guardamos nos enseña que la expresión de la pluma vence a la espada puede ser real. En esta novela vemos como un libro puede hacer que dos personas se enamoren, que alguien entregue su vida por él e, incluso, que los regímenes caigan. Pero por supuesto, no cualquier libro.  Lara Prescott nos relata la lucha para la publicación de Doctor Zhivago y el uso anticomunista que le dio la CIA. Para ello nos encontramos con una historia narrada en dos escenarios diferentes: en Estados Unidos y en la Rusia comunista durante la Guerra Fría

                                                                      Los secretos que guardamos - Lara Prescott | Planeta de Libros
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En Estados Unidos, Prescott nos relata la labor de un departamento de la CIA de introducir libros subversivos dentro de las fronteras comunistas, y así tratar de provocar un levantamiento popular ante la censura a la que estaban sometidos. De repente, encuentran el libro ideal para ello: El Doctor Zhivago. Una novela de amor que podría pasar como neutral, pero que tímidamente rechaza la revolución comunista a raíz de una serie de apreciaciones. No es abiertamente crítica con el regimen, pero sí lo suficiente para que los lectores se planteen algunas preguntas. Era perfecta para el objetivo de la CIA. Pero lo curioso de la novela de Prescott es que esta parte de la historia no está narrada por los agentes, sino por el equipo de mecanógrafas.

Un equipo de profesionales con el que te reirás, disfrutarás, te enfadarás y empatizarás. En este grupo veremos a mujeres con altas capacidades y formación que se han tenido que conformar con un trabajo de secretarias por ser mujeres, y que aguantan con la esperanza de algún día abrirse camino en la agencia. También vemos otras que simplemente ven este trabajo algo que hacer hasta que se casen. Todas son un triste reflejo de la realidad de la época.

En la otra parte de la historia, estamos en la Rusia comunista con Borís Pasternak, el autor de Doctor Zhivago escribiendo la novela, y con sus dudas acerca de cómo será recibida. Pero nuevamente,  no estamos en la mente del escritor, sino en la de su musa: Olga Ivinskaia. Olga es la inspiración para el personaje de Lara, la protagonista de Doctor Zhivago, y qué le daría nombre a la escritora del libro que estamos comentando. Olga fue la verdadera castigada por la novela al acabar en un campo de trabajo por la obra de su amante, pero para ella todo merecería la pena si el libro se publicaba, la novela que reflejaba su amor. 

Muchos acusan a Prescott de usar protagonistas femeninas para narrar esta novela, como una manera de aprovecharse de las olas feministas de la actualidad. Pero yo personalmente considero que es tristemente refrescante ver cómo una mujer es la que pone voz a una mujer, cuando llevamos muchos años con hombres escritores y guionistas que nos dicen cómo pensamos o cómo sentimos. Además, para mí la novela funciona a la perfección dándole una vuelta de tuerca que hace que no sea una historia de la Guerra Fría más. La historia está basada en hechos reales a raíz de documentos desclasificados, por lo que estas mujeres eran tan parte de la realidad como los hombres. Por mucho que la historia se empeñe en desprestigiarlas u olvidarlas. Parece que el secreto que hemos estado guardando es el papel de la mujer en la historia. 

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